A veces uno evita ver películas aunque todo el mundo te diga que la veas
porque es la mejor película del planeta… Al menos así me la paso yo con las
películas de acción o superhéroes (uy si, esta mina no es para nada cool), y Ex
Machina no parecía ser la excepción hasta que el aburrimiento llegó a mí y
necesite de alguna película que ver. Así que era Shrek 8 o la película de
robots… Me quedé con los robots y espero no lamentar mi decisión…
Mientras trabaja, Caleb recibe un mensaje en que se le informa que ha
ganado un “concurso” que implica ir a conocer a su súper jefe Nathan que vive
en una súper casa en las montañas. Pero la súper casa de su jefe no es una casa
sino un centro de investigación subterráneo en el que se le da una tarjeta con
acceso limitado y una habitación sin ventanas.
Luego de firmar un acuerdo de confidencialidad, Nathan le revela a Caleb
que trabajará con él en un experimento que consiste en interactuar con una
IA (Inteligencia Artificial). Así, Caleb
conoce a Ava, una máquina consciente con forma humana con a la que comienza a conocer.
Caleb se siente impresionado e intrigado, pero en su primera noche, junto con
el insomnio descubre que la televisión de su habitación súper cool no es una
televisión común y que su jefe actúa extraño y bebe mucho… Pronto esta
extrañeza se acentúa cuando Ava advierte a Caleb que Nathan no es su amigo y
que no debe confiar en él.
Apenas terminé de ver la película pensé: qué diablos voy a escribir. No
porque la película fuera mala, todo lo contrario, hay tanto que decir sobre
ella que no sé por dónde empezar. El tema de la película es simple: es la
interacción con una inteligencia artificial para descubrir si realmente una
máquina puede considerarse inteligente y consciente de sí misma y para determinar
si un humano puede interactuar con una IA teniendo plena conciencia también de
que no está interactuando con un humano. Se busca dibujar (o desdibujar si se
quiere) el límite entre la verdadera inteligencia o autoconciencia y la
repetición de comportamientos por aprendizaje o la simulación.
En términos abstractos parece fácil, pero si uno al hablar con una persona
no puede distinguir si su interlocutor está siendo honesto y no está fingiendo
o inventando, mucho más difícil parece ser descubrir esto mismo en una entidad
que se rige por un funcionamiento y una estructura distinta. Y aquí se puede
discutir que es el ser el humano el que programa, pero si lo que se busca con
la IA es tratar de imitar el racionamiento humano con la capacidad de procesamiento
de un computador, entonces las chances de descubrir cualquier engaño son
limitadas. Y con esto juega la película, con el juego entre si las emociones o
reacciones de Ava son genuinas, aprendidas o sirven para fines personales,
frente a la sensibilidad o emotividad que parece inundar la actuaciones de los
humanos, que al final nublan su comportamiento racional.
Esta problemática conlleva a una serie de temas que parecen inevitables.
Primero está el problema del creador. Lo llamo problema porque cualquiera (o
casi cualquiera) que tenga el poder de crear una inteligencia racional en los
términos de la película tiene posibilidades de caer en la omnipotencia: yo
puedo todo, yo soy como Dios. Sin meterse en cuestiones religiosas, creerse un
Dios y creer que se tiene tal poder marea a cualquiera. Parece muy difícil
mantener los límites sociales y convencionales entre lo que es moral o inmoral
cuando eres tú el que pone las reglas o el marco en el que se puede
actuar. Además, la soberbia impide
prever que las cosas puedan escapar de tu control y que en fondo, nadie puede
controlar el pensamiento de los demás.
El segundo tema es el de la emotividad. Los humanos son entidades emotivas.
Actuamos en base a sentimientos, aunque pensemos que estamos actuando con la
cabeza fría, existe una sensación de racionalidad o conveniencia. Y esta
emotividad es la telaraña que atrapa a los protagonistas humanos de la
película, se dejan llevar por las emociones, ya sea por el enamoramiento o la soberbia, estas emociones son concluyentes
para ellos, y por decirlo de alguna manera, sellan sus destinos.
El tercer tema, y en el que no quiero parece una loca fanática es el
sexismo. No creo que la película en sí sea sexista, pero el comportamiento del
creador de Ava sí lo es. Nathan, el creador, construye una entidad femenina
idealizada, idealizada a SUS estándares. En la misma película el otro personaje
le pregunta que por qué sexualizar la IA. La respuesta del creador es que la
sexualidad es un aspecto inherente a toda criatura. Parece un hecho innegable, pero
esa no es ni la pregunta ni la respuesta correcta. La pregunta es por qué este
creador utilizó el sexo femenino en sus robots en términos de sumisión. Y aquí
es donde no quiero parecer fanática, porque si los protagonistas fueran mujeres
y crearan un robot para su placer, la pregunta sería la misma, y la respuesta
va hacia el tan bullado tema de la igualdad de género, que es harina de otro
costal. Pero como el karma sí existe, todos terminan pagando sus culpas y por
sus errores.
Dejando de divagar, Ex Machina me sorprendió totalmente. Sabía muy poco de
la trama y venía convencida de que no me iba a gustar. Pero me gustó, y mucho.
Había escuchado bastante de lo buena que era y que todos estaban tan
emocionados y blah blah pero en verdad merece ser vista. Porque pese a que
traté de hablar un poco de los que creo son sus temas de fondo, hay muchas más
cosas o interpretaciones que darle, ya que en estas películas que van del brazo
de la ética y la tecnología no hay una respuesta concluyente, depende de cada
uno.
Así que recomiendo totalmente Ex Machina. No es una película larga ni densa
y da mucho para pensar. Es sutil y estéticamente intrigante. Tiene pocos
personajes y los escenarios se mezclan entre ambientes al aire libre y espacios
claustrofóbicos. Para mi no hay un malo,
lo que es discutible, pero sí una badass
leading lady, lo que es innegable. Y ojo que hay que tomar nota, porque al parecer, el fascinante tema de la inteligencia artificial, como vaticina la película, convertirá a la los humanos en fósiles como a los dinosaurios.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario