Estimados Lectores:
Mi relación con los Aliens y los Depredadores ha sido por muchos años un asunto que pasa con facilidad del amor al odio. Por un lado, recuerdo la navidad en que recibí dentro en un misteriosa caja un juego que como portada traía una calavera: Aliens v/S Predator para Mac. A mi papá le preocupaba que el juego fuera muy violento y no nos gustará... ¡Todo lo contrario, humanos despedazados por pasillos obscuros y tétricos, sangre amarilla y verde volando por todas partes, monstruos deformes saltando desde alcantarillas en las paredes, fue el juego más educativo de mi infancia! Pero ya profundizaré más en ello cuando revisemos las películas (esa es la parte del odio, en la relación de amor y odio, por si no era obvio). La saga de Aliens ha tenido altos y bajos, y bajísimos, unos que se encuentran en agujeros profundos al fondo de la tierra que he temido desenterrar por mucho tiempo, y sin embargo, consideré necesario revisar para el gran estreno de Prometheus, la nueva película de Riddley Scott. Alien: El Octavo Pasajero da inicio a una revisión necesaria dentro del Blog, de dos sagas de películas muy distintas entre sí, pero que en algún punto de la historia coincidieron con cierto éxito en los comics, y con un estrepitoso fracaso en las películas. De paso, aprovecho de iniciar al tiro el segundo mes de la Ciencia Ficción, en que revisaremos "El remanente" de películas que se nos quedaron atrás la primera vez. ¿Comentamos? (Con todos los Spoilers de la vida, porque si estas en el año 2012 y no has visto esto, entonces no tenemos nada de que hablar).
En un agujero en el pecho de un humano, vivía un pequeño alien.