¡Buenas noches alcahuetes y cabronas! Afortunadamente para mi, el mes del terror terminó ya que las películas se me estaban acabando tras escribir tantas reviews (?) por lo que me salve de revisar la adaptación de Supernatural al anime por falta de opciones –dios me libre de tan penoso trabajo-. Hoy revisamos uno de los géneros más clásicos de los clásicos en Japón, la épica historia de un Rōnin, en otras palabras, la historia de un samurái errante sin señor a quien servir.
Título Original: ストレンヂア 無皇刃譚 -esta es mi parte favorita de la review, podría insultarlos en japonés, y no se darían cuenta-.
Año: 2007
Director: Masahiro Andō
Año: 2007
Director: Masahiro Andō
Hace tiempo que no veía una película de samuráis, a tal punto que debo admitir que siempre he tratado de evadir las series de samurái, como “samurai champloo” cuya crítica es excelente. La razón es que soy un fanático casi religioso de Rurouni Kenshin –para probarlo siempre llamo a la serie por SU NOMBRE ORIGINAL POR LA CHUCHA! Si hay algo que me irrita son las traducciones retardadas que hicieron los canales de mi país por influencia ibérica… ¿DETECTIVE CARLOS GUZMAN? ¿¿¿BOBY JACKSON??? ¡WHAT THE FUCK! Por razón son los sudacas de Europa- El otro problema es que Rurouni Kenshin marcó tanto a la cultura otaku que es difícil no ver las referencias de producciones posteriores (¿ORO? :’D para los entendidos) –aunque siendo justo en realidad son referencias a la historia y cultura japonesa, pero es imposible no sentir un poco de esto-. Debido a esto, las comparaciones son inevitables. Lo curioso de este caso es que pareciera que el director sabia de esto al grado que me atrevo a afirmar que la película busca directamente esta comparación con mucha valentía, por ejemplo, el protagonista no saca su espada hasta el final de la película por el arrepentimiento de su pasado al igual que Battousai, el destajador.
Es mal negocio adelantarles la conclusión antes del final porque podrían dejar de leer hasta aquí a causa de la obesidad crónica diagnosticada de todos los lectores de este blog. Pero me es imposible no admitir que disfrute esta película, y aun comparándola con Rurouni Kenshin sale muy bien parada.
La película comienza con el incendio de un templo budista causado por un pequeño destacamento de elite enviado desde China por la dinastía Ming. Más adelante nos enteraremos que están tratando de atrapar a Kotarou, un niño malcriado que escapo de casa ¿Por qué escapo el infante? Los caprichos clásicos de todo niño y todos soportamos estoicamente. No le gustaba su colegio, sus padres adoptivos eran muy estrictos y algo tan usual como que el emperador de la China imperial quiere usar toda la sangre de su cuerpo para que, por medio del ritual de una secta taoísta, crear un elixir que le otorgue la inmortalidad ¿llamarían al SERNAM (Servicio Nacional del Menor) por algo tan normal? ¿Quién no paso por esto en su infancia?
La mayoría de los miembros de este destacamento chino –que serán los antagonistas obvios de la película- son muy olvidables salvo el líder de rasgos europeos, llamado Luo Lang. A pesar de usar el estereotipo clásico de “solo vivo para pelear y poner cara de cabron”, desde el comienzo de la película hasta su última escena hizo un trabajo increíble, de hecho creo que en pocas oportunidades había visto este estereotipo mejor desarrollado que en esta ocasión –a propósito, una de las peores propuestas de este estereotipo fue Vegeta pero eso es tema para otra review-. Para que tengan una idea, imagínense que le dieran un papel y un guion de mierda a Al Pacino ¿Importa? No, porque sería increíble igual. Además, un detalle que me gusto es que el comando chino habla en chino mandarín, puede parecer una tontera pero se agradece, ya que ayuda a contextualizar y crear una atmosfera distinta en los personajes.
Desde las primeras escenas seremos sorprendidos con combates adrenalinicos acompañados de un soundtrack que es tan bueno que ya lo descargue para darle un poco de emoción a mi vida aburrida, ya que esta a la altura de la banda sonora del último samurái por Hans Zimmer. La animación es impecable y pese a los movimientos acrobáticos –de los cuales nunca he sido muy fanático por su poco realismo-, destaco que uno puede sentir el peso y gravedad de los cuerpos al golpear, bloquear, saltar evadir, e incluso, uno puede llegar a notar el “ritmo” de los espadachines que son básicamente las transiciones entre el término de un golpe al comienzo de otro. Me sorprendió bastante, además que las posturas y los desplazamientos están muy bien hechos –yo practiqué Kendo por mucho tiempo-. Fíjense y entenderán de lo que hablo.
La historia transcurre con el encuentro de Nanashi (significa sin nombre), nuestro rōnin protagonista, con el niño y su adorable perro-hachiko –lo van a adorar, se llama Tobimaru. Es imposible no sentir pena cuando lo envenenan y lo ves como en una fiesta universitaria. Apuesto que haría mejores reviews que ese kiltro de mierda mejor conocido como Samsagaz-. La relación tiene un comienzo difícil y progresivamente deriva en compañerismo, lo agradable es que el desarrollo de esta relación fue tan tortuoso que uno les va agarrando mucho cariño a los personajes. El primer enfrentamiento entre Nanashi y los “SWAT” chinos es lo máximo, en realidad no hubo ni un solo combate que no me haya sorprendido en tensión, animación y creatividad. Si les gusta la animación al menos les pido que vean las batallas, no lo lamentaran.
Hablando de la animación, esta es uno de los puntos más fuertes de la película junto el desarrollo de la historia. La fluidez de los personajes me llamo mucho la atención. El diseño de los personajes es simple pero muy expresivo, además que se nota una variación entre las distintas caras “plato”. Pero lejos, lo que más me gusto fue la técnica similar al oleo que usaron en los fondos de toda la película. Desde el comienzo al fin siempre el último plano es coloreado con un técnica rustica que les juro le da una magia peculiar. Una crítica que me hicieron fue que a veces incomoda la diferencia de trazo entre el fondo y los personajes, ya que el primero es demasiado sucio y el segundo es muy limpio. La verdad es que tenía razón, pero a medida que transcurre la película uno se acostumbra rápido y de todas formas el director arreglo el problema con una coherencia de luces muy bien lograda.
Otro elemento que me fascino fueron las bellas tomas contextuales a lo largo de la historia. En general, nunca me han llamado la atención salvo las clásicas vistas de las ciudades por las razones que les expuse en mi review de Ghost in the Shell. Sin embargo, en esta película realmente supieron explotar bien el recurso. Porque son (1) Muy inteligentes, no te muestran cosas porque si, por ende cumplen muy bien la función de situarte en un determinado lugar o transmitirte una determinada sensación, de modo que en todo momento te sientes completamente inmerso en el Japón feudal con sus relaciones de jerarquía y austeridad y (2) Son muy interesantes, desde sutiles escenas de cigarras hasta las redes de los pescadores azotadas por el viento. Me encantaron.
Los personajes evolucionan muy bien con la película, una de mis escenas favoritas transcurre en los baños termales cuando Nanashi revela que en realidad era pelirrojo pero lo ocultaba tiñéndose el pelo de negro para no ser discriminado –para mí fue muy lindo, de verdad lo sentí como un pequeño pero significativo tributo a Rurouni Kenshin porque no es muy importante en la historia salvo para la construcción del personaje-. Aprovecho de advertirles que sean muy observadores, por ejemplo, varias escenas antes Nanashi estaba cociendo castañas, y durante el baño te das cuenta que las uso para crear tinte negro de pelo o que en el comienzo de la película anuncian que va a nevar, y efectivamente, durante el duelo final nieva. Otro detalle interesante es que poco a poco nos van revelando el momento crítico del pasado de Nanashi durante el tiempo que sirvió de samurái a su señor, la técnica que utilizan es distinta tratando de acentuar la naturaleza casi onírica del recuerdo.
Esta evolución llega a su punto máximo con la traición de los monjes budistas a Kotarou. Probablemente esa fue una de las escenas más profundas e interesantes de la película, ya que uno nota el arrepentimiento del monje que lo entrega. Luego, este trata de excusarse encarando desesperadamente a Nanashi, insistiéndole que ellos dos son iguales porque ambos valoran tanto su propia vida que son incapaces de arriesgarla por otra persona –en ese momento, nos muestran el flash back completo de lo que Nanashi hizo en la guerra cuando por orden de su señor decapita a una niña indefensa-. Nanashi cierra ese capítulo de su vida, demostrando que cambió al decidir que iría a salvar a Kotarou, tras esto, en un significativo gesto le corta al monje una parte de su vestimenta –el faldón que cortó se llama Shamtap y simboliza los tres caminos de Buda que debe seguir un monje, la interpretación lógica es que con su apego excesivo al mundo, este había abandonado el camino-. Más tarde veremos al monje colgado de un árbol después de haberse suicidado.
No lo había mencionado, pero durante la historia somos inmersos en el conflicto político entre el señor feudal de la zona y los Ming. El primero es un deshonorable terrateniente que decide traicionar a los Ming para quedarse con el niño y vendérselo directamente al emperador por un jugoso pago. La movida fue un fracaso porque es capturado por lo Ming. Evidentemente, dicho personaje solo cumple la función de ser patético y odiado, se nota que era para eso porque aparece en pocas escenas. El que si quisieron desarrollar fue su general, el samurái Itadori. El personaje está muy bien logrado, con muy pocas escenas lograron una historia y personalidad muy interesantes con un par de momentos extremadamente gloriosos como cuando combate con su lanza.
Kotarou es llevado a una construcción gigante construida por los Ming donde debería realizarse el sacrificio. Afortunadamente, mientras Nanashi llega al lugar –se quedo sin caballo por lo que tuvo que correr todo el camino- Itadori llega con su ejército tratando de rescatar a su señor feudal. Lo sublime es que cuando los Ming tratan de usar al señor feudal como rehén, Itadori ordena que lo maten con una flecha. Tras esto comienza el asedio del lugar, y en medio de la confusión Nanashi logra salvar a Kotarou pero junto antes de escapar su intento se ve frustrado por Luo Lang que de un modo muy badass les corta el paso. Con esto comienza el duelo final que uno esperaba desde el momento en que aparecen ambos personajes.
Respecto al combate, simplemente les voy a decir que es uno de los mejores duelos de espada que he visto. Se los recomiendo. No les arruinare el final. Pero, si son un flojos de mierda le dejo el extracto de la batalla final porque de verdad vale la pena y sería una pena que no la vean: http://www.youtube.com/watch?v=YQjS87bWEXg
En conclusión, si eres fanático de Rurouni Kenshin o quieres ver una excelente película de anime con una excelente animación y una historia bien desarrollada, les recomiendo Sword of the Stranger. No se arrepentirán. Una gran película que me dejo una gran recuerdo –mucho mejor que Rurouni Kenshin live action que algún día me gustaría comentar-.
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